En medio del polvo, dentro de tus ojos, carbón hecho
diamantes, seguí avanzando.
Silencio, 2 notas, silencio, el unísono, la síntesis de
armónicos de tú respiración, crescendo, y me asiento en acentos que dicta la
síncopa de aquellos ritmos presurosos de tus manos mientras corres y recorres
la armonía de nuestros besos.
La musicalidad de tu sonrisa, se apaga la cámara, congelas
todo, no importa nada pues en fin, si veo tus labios, aún si no se mueven, producen
melismas que envuelven todo mi espectro audible, se eleva la frecuencia y con
ella mis deseos de tocarte, nota por nota, acorde tras acorde, con el tono,
ritmo y tiempo precisos para agotar todos y cada uno de tus gemidos.
Avanza, detente, la cinta se corta, vuelves a pegarla, ¿recuerdas
el hiss que hace tiempo escuchabas? Aún
si el ruido rosa tornara blanco y nos desbalanceara, podrías descubrir que
siendo dos canales, mezclados en mono, sabemos darnos a entender y mostrarnos,
quizá sutilmente, quizá no tanto, cada una de nuestras componentes espectrales.
En un campo estéreo amplio podríamos salvar el universo pero
qué más da, no hay tiempo para eso, menos cuando ahora mi cuerpo se mueve en
cada compás, en 4/4 de ti.